domingo, 18 de septiembre de 2011

Trepanando la Crisis


Hola a todo@s:

Después del periodo estival, dedicado básicamente a descansar y desconectar, estoy de nuevo con todos vosotros para retomar el pulso de todas aquellas dudas o consultas legales que os puedan surgir, así como a analizar y comentar todas aquellas novedades  normativas y legales que nos afecten a nosotros pobres ciudadanos de a pie : )

Para empezar, podemos observar como nuestros dirigentes siguen buscando fórmulas para “mágicas” para poder levantar ese porcentaje de paro (20%) que lastre y castiga nuestro país y tejido empresarial.

De esta manera, y ante la floja acogida que tuvo el incentivar la contratación indefinida, el rebajar a 33 días de indemnización por año trabajado y demás medidas, la última de estas ha sido el prolongar la contratación temporal de manera indefinida, es decir, una persona con contrato temporal, la cual a los 2 años tenía el derecho de ser contratada de manera indefinida o ser despedida, ahora se podrá ver inmersa en un bucle infinito de contratos temporales hasta el fin de sus días. ¿Acierto? ¿Error? Que cada uno juzgue lo que le parezca.

Desde el punto de vista empresarial parece que son más ventajas que inconvenientes esta nueva modalidad de contrato. Si cabe aún más, el empresario va a tener más capacidad de decisión sobre su plantilla, pudiendo indiscriminadamente contratar y echar a los miembros de su empresa a su son y ritmo, estando amparado legalmente. Si se analiza desde el punto de vista económico, puede ser un “acelerante” para creación de puesto de trabajo,  ya que el trabajador tiene más libertad de contratación en función de su actividad (Ej. Estacionalidad de Sectores), pero no nos engañemos: esta medida acentúa más la inestabilidad laboral de los trabajadores, que en lugar de poder contribuir a la estimulación del consumo (efecto que también se persigue desde las Cortes), tenderá a promover el ahorro de las familias y a la estancación del dinero en nuestros amigos los bancos.

Desde el punto de vista del trabajador, os podéis imaginar: Mayor inestabilidad laboral vs. Potencial  prolongación de su contrato. Una contradicción en si misma que, desde mi humilde punto de vista, supone un paso atrás en la creación de un mercado más competitivo, eficiente y eficaz.   Si en época de bonanza económica, los frutos del ladrillo se hubieran invertido en fines tan disparatados como I+D+I, mejora de la competitividad, incremento de conciliación laboral-familiar y demás disparates que se me ocurren, creo que no estaríamos hablando hoy de pérdida de derechos laborales o de involución social.

Para más detalles, aquí os dejo una de serie de enlaces para más información:



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